
El calendario Maya, al igual que las mediciones de tiempo de los pueblos originarios de América y los calendarios paganos, se basa en la observación estelar y de los tiempos de la tierra. Por lo tanto son una guía de nuestra propia naturaleza terrestre, pues permite llevar la cuenta de las lunas, los tiempos de siembra, cosecha y recolección, los ciclos naturales de las mujeres y las mareas.